
Todos sus años de angustias, los horrores que ahuyentaron el color de su vida. Las noches desveladas, las horas eternas, agazapada, esperando no oir el ruido. Muy quieta en su cama, sin provocar ningún sonido, atrayendo al silencio.
Y sus despertares ausentes de toda memoria, y el no mirar nunca hacia atras, y olvidar, siempre olvidar.
Todo por esquivar el miedo.
Todo lo hizo mio. Y ya no fuí joven ni ingenuo.
Y mi pena, se hizo eterna.