miércoles, 11 de junio de 2008


“Acaso las ruinas nos sirvan para entender un lenguaje que una vez hablamos pero que ya había sido olvidado”
Se celebró el funeral de las máscaras
hoy, día doce, a las nueve
cuando del banquete del día anterior
no quedaban ni los restos.

Y hubo mucho llanto y rechinar de dientes
hasta que cada una de ellas fue puesta bajo tierra para siempre.

No hubo velatorio para las máscaras
no hubo palabras de condolencia
sólo un silencio asustado
como un niño perdido en el bosque.

El día fue muriendo lentamente
la noche cayó sobre rostros desnudos
nadie existía ya a la mañana siguiente.
EL HOMBRE MÁS SABIO DEL MUNDO

El Viajero quería conocer al hombre más sabio del mundo. Para ello, hubo de recoger alforjas y lanzarse al ancho mundo a rampar colinas y atravesar misteriosos corazones de bosque y hablar con gentes de cuya existencia no había constancia y visitar a grandes reyes en sus castillos y a antiquísimos ermitaños que tejían la paciencia de la araña en el interior de las grutas.

Habló con ellos y con otros muchos durante años, preguntó a las montañas eternas y a los mares tranquilos, lloró de frustración y gritó de miedo, languideció de amor y tembló de ira, pero al cabo de un largo, larguísimo tiempo regresó a su tierra natal. Y en el camino de vuelta, encontró a un paisano que lo había visto nacer y era el único superviviente que quedaba de sus primeros tiempos. Se miraron profundamente, como sólo pueden hacerlo dos ancianos que nada pueden perder ya. Y el paisano le preguntó al Viajero:

"-¿Has encontrado lo que buscabas?"
"- Sí"- respondió el Viajero.
- "¿Y entonces?. ¿Quién es el hombre más sabio del mundo?".
- "Yo".

martes, 10 de junio de 2008





El "Palais Ideal" es la cacofonía hecha arquitectura, el sueño de la locura convertido en arena y piedra y fósil por unas manos que quizás una vez habitaron en otro lugar, en otro tiempo y trajeron consigo los recuerdos atávicos de ese palacio sin nombre que ilustra el mar remoto de todos los subconscientes.

Él era un cartero francés llamado Ferdinand Cheval y suyo es este Palacio Ideal, improbable simbiosis entre pirámide, castillo, templo oriental o arboleda druídica, tan bello y demencial como las nostalgias feéricas que lo inspiraron
.
Permanece escondido y casi ignoto en un rincón de los Alpes, al contrario que la obra de su hermano espiritual, Gaudí. Pero su laberíntica belleza permanece incólume, al igual que las palabras que a ella dedicó su propio arquitecto:


"¿Qué hacer caminando eternamente a través del mismo decorado, a menos que uno sueñe? Yo soñaba. Para distraer mis pensamientos construía en sueños un palacio de hadas... con grutas, torres, jardines, castillos, museos y esculturas."

Instrucciones para poseer un desván

1- El desván debe estar lleno de polvo. Las cosas no se ven igual si se miran a través de una neblina perpetua.
2- El desván debe estar lleno de baúles, cajones, cajitas, armarios, estantes y arquetas llenas de objetos con poderes mágicos.
3- El desván debe, obligatoriamente, tener libros antiguos de los que el resto del mundo nada recuerda.
4- El desván nunca debe ser visitado por más de una persona.
5- La única música que puede sonar en un desván procederá de un gramófono antiguo que se detenga en los surcos como la tos de un asmático.
6- El desván debe ser un lugar invisible para aquellos que carezcan de fe en lo misterioso.
7- El desván puede convertirse en un teatro, en un barco o en una taberna medieval, pero nunca dejará de volver a su forma originaria una vez acaben los juegos.
8- El desván debe ser el refugio último de una soledad eterna.
9- El desván no debe albergar realidad alguna.
10-El desván sólo pertenece a su dueño: una vez éste muera, el desván desaparecerá para siempre.