Apareció en el umbral de la cocina. El raído oso de peluche como escudo protector. Con sus ojos enormes sostenidos en unas botas demasiado grandes para ella. Me asustó. Me asustarón sus ojos, su forma de gritar desesperados. Su inquietante espera me asustó. Quise apartar la mirada, inútil, era ya su prisionero. Quise correr hacia ella, inútil, no era ya dueño de mi cuerpo.
Todos sus años de angustias, los horrores que ahuyentaron el color de su vida. Las noches desveladas, las horas eternas, agazapada, esperando no oir el ruido. Muy quieta en su cama, sin provocar ningún sonido, atrayendo al silencio.
Y sus despertares ausentes de toda memoria, y el no mirar nunca hacia atras, y olvidar, siempre olvidar.
Todo por esquivar el miedo.
Todo lo hizo mio. Y ya no fuí joven ni ingenuo.
Y mi pena, se hizo eterna.
jueves, 6 de diciembre de 2007
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4 comentarios:
Ostras! Por un momento creí que el post lo había publicado yo y no me acordaba 0_0!
Te ha quedado muy bien y encaja estupendamente con la temática del blog, gracias!
Me alegro, la verdad es q es curioso lo cercano que te puedes sentir a otras personas q conoces tan poco ;) (Ni que decir tiene que si quieres una invitación para escribir en lapalancadelcaos..)
Pues me gustaría mucho, a ver si busco un hueco para hacerlo...Por cierto, ¡feliz navidad!
Feliz solsticio y año nuevo!
pues ya sabes lo que necesito par apoder mandarte la invitación.
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