jueves, 2 de agosto de 2007



En los momentos en que aquello en lo que piensas se convierte en aquello en lo que sueñas, creo en el misterio y en que el misterio existe. No el misterio de compraventa de las novelas y las películas, ni los misterios extrasensoriales, ni los misterios espiritistas. Creo en los misterios pequeños, los que hacen volar la imaginación hasta una estratosfera no concebida por los dioses que conocemos sino por los que desearíamos conocer.


Ellos me arropan cuando me siento triste porque cuando todo se vuelve prosaico, rutinario, limitado, me devuelven los restos del naufragio de ese barco de leyenda llamado infancia.

No hay comentarios: